DE "PRIMERA CATEGORÍA"
Para facilitar su organización, la JIAL había establecido
dos categorías de bibliotecas municipales atendiendo a la
importancia del municipio, población y administración de las
mismas. Tanto la Biblioteca de Chamartín como la de Vallecas
estuvieron consideradas como de ―primera categoría.
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Dos
carteles
con
recomendaciones
de comportamiento. |
Las de primera categoría contaban con una dirección
técnica solvente, es decir con un bibliotecario profesional
perteneciente al Cuerpo Facultativo, y tenían preferencia en
el incremento de fondos, porque ofrecían más garantías en el
cuidado y uso del patrimonio.
En uno de sus viajes, el inspector Juan Vicéns,
alabando la buena organización de la biblioteca de Tineo en
Asturias, escribe "La biblioteca está instalada, organizada
y cuidada de modo verdaderamente magnífico; será desde luego
candidata a la primera categoría y hay que compararla con
las de Vallecas, Cabra, Tarazona, Marchena, etcétera" (Vicéns
2002).
En su segundo viaje de inspección a Málaga en
septiembre de 1935 abunda en esa idea: "Creo que será
indispensable establecer, según varias razones, categorías
entre las bibliotecas y establecer algunas normas distintas
para cada categoría. Por de pronto, nos encontramos con unas
cuantas bibliotecas, en gran número, situadas en pueblos
grandes, importantes y ricos, con una vida más compleja;
donde hay no sólo agricultores, sino estudiantes (incluso
Instituto), empleados de comercio y banca, etcétera. En
varios de estos pueblos (Antequera, Cabra, etcétera) debería
haber una biblioteca importante del Estado y un facultativo.
(…) Es claro que estas bibliotecas deben tener un régimen
especial, deben recibir muchos más de 500 volúmenes,
etcétera. Esto realmente está previsto con las bibliotecas
de primera categoría. Algunas, como las de Chamartín,
Vallecas, etcétera, han recibido en realidad ese trato
excepcional" (Vicéns 2002).
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