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OBRA SOCIAL Y CULTURAL SOPEÑA, una institución con entrañable solera en Vallecas.

Mª Gracia Román

La OBRA SOCIAL Y CULTURAL SOPEÑA, conocida como OSCUS, es una Asociación Civil, con personalidad jurídica, reconocida como entidad privada sin ánimo de lucro y de carácter internacional.

Fue fundada en Madrid, a finales del Siglo XIX por DOLORES RODRIGUEZ SOPEÑA y nace para responder a las necesidades de los hombres y mujeres del mundo del trabajo que han de ser agentes de su propia evolución por medio de una promoción integral.

OSCUS, siglas de la Obra Social y Cultural Sopeña, resume así su contenido:

Obra - Como resultado de su esfuerzo y de su hacer por los demás.

Social - En cuanto promueve el descubrimiento del otro junto a nosotros.

Cultural - Base en la que apoya toda su dinámica como medio para que el hombre realice su despegue hacia un crecimiento en totalidad.

Sopeña - Como generador que alimenta la vida de los Centros.

OSCUS es y hace historia en Vallecas, ya que su presencia en el barrio data del siglo XIX, año 1887, como así consta en documentos de archivo.

El primer Voluntariado para trabajar en el Barrio, es femenino. Mujeres que llegan a Vallecas con una experiencia acumulada de trabajo con marginados en otros barrios de Madrid: Barrio de Las Injurias, Barrio de Las Carolinas (entre Cuatro Caminos y Tetuán), etc.

La situación cultural y de marginación social eran extremas, semejante a la de otros arrabales de Madrid, y la conquista de la gente para reunirla, mucho más difícil en este suburbio de Vallecas.

DOLORES SOPEÑA, con sus compañeras, visitaba casa por casa, también las tabernas, invitaba a hombres y mujeres a unas reuniones para hablar con ellos de sus problemas y de su vida.

Su primer objetivo fue socializarlos, poder estar juntos sin enfrentarse, conseguir una atención activa para que pudieran sentirse "en su ambiente", aceptados y respetados.

El segundo objetivo fue adentrarse en su vida y ayudarles en sus problemas, ganarse su confianza para conseguir que aquellas gentes comenzaran a sentir "suyas" a quienes, desinteresadamente, buscaban su bienestar.

Es la misma Fundadora la que nos relata los comienzos de su Obra en este barrio:

"El edificio del Puente de Vallecas fue un milagro. Reuníamos allí las secciones (grupos), alrededor de la Plaza de Toros de aquella inmensa barriada y para resguardarnos de los vientos y lluvias, nos refugiábamos detrás de las tapias de dicha plaza. Gran trabajo costó reunir en este barrio la gente. Teníamos que ir de casa en casa, invitándoles. Sólo bastaba tocar una campanilla por las calles de todo el barrio y acudían en grupos numerosísimos a la Plaza de Toros y allí dábamos nuestras clases. El general Ros, en unas reuniones especiales, calculó unas doce mil personas, pues, además de esta barriada, vino el pueblo de Vallecas en pleno. A los tres o cuatro días, se me presentó un caballero ofreciéndome terreno. Al enterarme de los pies que ofrecía, le dije que eran pocos, pues necesitábamos muchos más porque deseábamos salones grandes. Y me contestó que lo sentía, pero no tenía más que lo que ofrecía; que junto, había más, pero pertenecían a una cuñada suya. Le dejé marchar; por cierto que me reconvinieron por la ligereza de no aceptar una casa que tan a las manos se nos venía. A los pocos días volvió el mismo caballero, diciéndome que un terreno que tenía el muy lejos, lo había cambiado con el que tenía su cuñada, cerca del que él nos ofrecía y, de este modo, teníamos todo el terreno que quisiésemos y necesitásemos… Se hicieron todas las formalidades y éramos propietarias ya de un hermoso terreno para aulas y salones. Una amiga me dio quinientas pesetas para los gastos de dejar colocada la primera piedra. En efecto, el 31 de julio bendijo esta primera piedra, con toda solemnidad, el Excmo. Sr. Obispo, Sr. Cos. Se descolgó todo el barrio y adornó de banderas españolas; la banda de música amenizó el acto y recorrió las calles. En ocho meses tuvimos terminado el edificio. Así seguimos varios años, no recuerdo el número".

El edificio tenía la entrada por Peña Prieta y el 10 de marzo de 1937 quedó totalmente destruido en un bombardeo. Dice un testigo presencial:

"Fue muy doloroso verlo desaparecer. Nos quedamos sin casas y miles de padres sin escuela para sus hijos".

Durante un tiempo, la OBRA ocupó también un magnífico local de la Fábrica de Gasificación del Cerro de La Plata, cedido gratuitamente por la compañía eléctrica Madrileña y, más tarde, el único pabellón terminado del colegio CALVO SOTELO, de la Avenida de la Ciudad de Barcelona. En 1959 OSCUS recibe parte del inmueble actual de la c/ Arroyo del Olivar nº 10, aunque no estaba terminado.

Ya en tiempo de la Fundadora el hecho de contar con una sede facilitaba la tarea educativa y, sobre todo, era trampolín para el rato festivo y de encuentro general después de las clases y reuniones de grupo.

De la fiesta se pasó a los "solistas" y para éstos, se fue improvisando el escenario donde se iniciaban los artistas locales que el Centro entero apoyaba, descubriendo sus raíces. Todo esto fue un largo proceso del que no tenemos datos, por causa de la destrucción, como se dice anteriormente, del edificio.

Sí podemos decir que, a través de todos estos años, de OSCUS-VALLECAS han salido no sólo buenos profesionales, sino otras personas cuyas vidas han tenido gran resonancia en el ámbito del arte y de la cultura.

OSCUS siempre se ha distinguido por la solera de los artistas que se han hecho tales en su escenario: Fany y Quino –payasos tan queridos-, Jesfer, El Fary, Los Trianeros del Sur, el gran guitarrista José Fuentes, el Niño de la Flor, los Niños de Mengíbar, Toni Antonio, Lorenzo Oliva y tantos y tantos otros…

Destacamos dos aspectos muy importantes del trabajo de DOLORES R. SOPEÑA como promotora de Derechos Humanos:

Uno, tiene que ver con la CULTURA y como expresión de su lucha para que los trabajadores tuvieran acceso a una promoción humana integral, para lo que también fundó los Talleres de Capacitación para las hijos/as de los obreros.

El segundo tiene relación con la DIGNIDAD DE LA PERSONA: Las fiestas de cada domingo culminaban con la fiesta de Premios al final de Curso. DOLORES trabajó para que esta fiesta se tuviera en el Teatro Real, consiguiendo que asistiera toda la Familia Real Española. Su actitud, el arte de los obreros, el ambiente del Teatro, retuvieron al Rey Alfonso XIII hasta el final de la función. Era el 30 de mayo de 1915. Un mes más tarde, el 15 de junio, DOLORES era convocada a una audiencia con el Rey para recibir la Cruz del Mérito Civil de Alfonso XIII.

Ella la rehusó, no reconociéndose con méritos para ello, a lo que S.M., le dijo:

"Usted no es quién para juzgarlo. Creo que es la más merecida que se ha dado".

El 28 de noviembre 1916, en otra audiencia con el Rey, al ser preguntada por el Monarca qué deseaba, habló de la necesidad de "siete locales edificados en diferentes barrios de Madrid y uno capaz de contener reunidos a los seis o siete mil hombres de los siete Centros".

Faltaba poco más de un año para su muerte y ya no pudo ver realizado este proyecto.

Una de las calles de este grande y bello Barrio madrileño de Vallecas, ostentaba una placa con un nombre: DOLORES RODRIGUEZ SOPEÑA. El Municipio lo quiso así. Hoy ha desaparecido esa placa.

Pero ahora, el mayor orgullo, es que de nuestro Barrio y de nuestro Centro han salido miles de hombres y mujeres valientes que aprendieron de ella, su FUNDADORA, a dar sin recibir, a entregarse sin reservas, a ser portadores de bienes de cultura, de justicia, de paz y de amor.

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