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Retratos de amor y dolor

Vallecas en el censo de infraviviendas madrileñas de mitad del franquismo (1956-1963)

por Juan Jiménez Mancha / Vallecasweb.com
6 junio 2016

En el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid se conservan miles de fichas y fotografías de las zonas de Vallecas donde, a mediados del siglo XX, se encontraban las viviendas más humildes. Las fichas dan cuenta de los datos principales de los habitantes de esas casas, mientras que las fotos, que sobrecogen por el cartel con número que siempre las preside, reflejan la humanidad de unas personas que malvivían pero sin perder la dignidad; sabias en la búsqueda de la felicidad pese a las enormes Retratos de amor y dolorcarencias que les rodeaban.

De otros distritos y barriadas madrileñas también se guarda una elevada cantidad de fichas y fotos, como Tetuán, Peña Grande, Las Ventas, Hortaleza, Chamartín, Villaverde o los Carabancheles; pero en el caso de Vallecas es especialmente numerosa la documentación de este censo custodiada por el Archivo Regional. En concreto son 253 carpetas, cada una de ellas por lo general con 49 fichas de viviendas, en su mayoría chabolas, aunque existen multitud de fichas sobre cuevas. Es decir, que se conservan nada más y nada menos que cerca de 10.000 fichas de hogares vallecanos, cada una con una foto familiar a modo de ilustración.

Ni que decir tiene que esta documentación posee un valor incalculable para la reconstrucción de la historia de Vallecas en pleno franquismo. Las zonas con mayor cantidad de fichas son Pozo del Tío Raimundo, Entrevías y Cerro del Tío Pío; y ya en menor proporción, Pozo del Huevo, Barrio Obrero, los Ahijones (hoy perteneciente a Vicálvaro), Enrique Velasco, Josefa Díaz, Alto del Arenal, Tejar de Luis Gómez, Camino de Valderribas, Cerro del Cristo y Poblado de Vallecas.
 
Las fichas elaboradas por el Ministerio de la Vivienda contaban con dos caras. En la anterior, junto con la fotografía familiar hecha en la puerta de la vivienda, se detallaba su ubicación, así como el número y nombre de sus habitantes. La cara posterior contenía los datos del cabeza de familia así como su tiempo de residencia en Madrid, localidad de procedencia, oficio, lugar de trabajo y sueldo. La ficha de la fotografía corresponde a una “chabola” situada en El Pozo del Tío Raimundo y en ella aparecen retratados sus siete habitantes —el matrimonio y sus cinco hijos—. La profesión del cabeza de familia era ayudante de albañil y cobraba un sueldo de 1.000 pesetas mensuales, equivalentes a 6 euros de la actualidad. Se detalla igualmente que los habitantes son propietarios de la vivienda. La imagen es del 18 de agosto de 1956.(© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)
Las fichas elaboradas por el Ministerio de la Vivienda contaban con dos caras. En la anterior, junto con la fotografía familiar hecha en la puerta de la vivienda, se detallaba su ubicación, así como el número y nombre de sus habitantes. La cara posterior contenía los datos del cabeza de familia así como su tiempo de residencia en Madrid, localidad de procedencia, oficio, lugar de trabajo y sueldo. La ficha de la fotografía corresponde a una “chabola” situada en El Pozo del Tío Raimundo y en ella aparecen retratados sus siete habitantes —el matrimonio y sus cinco hijos—. La profesión del cabeza de familia era ayudante de albañil y cobraba un sueldo de 1.000 pesetas mensuales, equivalentes a 6 euros de la actualidad. Se detalla igualmente que los habitantes son propietarios de la vivienda. La imagen es del 18 de agosto de 1956.Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)

El censo lo encargó la Comisaría General para la Ordenación Urbana de Madrid y sus alrededores, a la que desde 1963 revelaría, en este tipo de cometidos, la Comisión de Planeamiento y Coordinación del Área Metropolitana de Madrid (COPLACO). La intención era controlar las casas consideradas en malas condiciones para actuar en caso de riesgo de derrumbe y para tener en cuenta a las familias que las ocupaban en futuros realojos. Recordemos que muchas de estas viviendas habían sido autoconstruidas en pocos días por los propios habitantes, en su mayoría inmigrantes procedentes de localidades rurales. Había, por tanto, un importante número de ellas en estado precario.

De los trabajos de recopilación del censo se ocuparon equipos de campo compuestos por un agente de información, que se encargaba de rellenar y revisar las fichas, y de un fotógrafo, que debía realizar retratos de la fachadas de las casas que incluyeran las puertas de entrada.

El Servicio de Información Social de la Comisaría General para la Ordenación Urbana de Madrid proveía al fotógrafo de unas instrucciones que debía seguir a rajatabla. Entre ellas, se detallaba la obligación de fotografiar la fachada o puerta de entrada a la “cueva, chabola o inmueble” y “al pie de la edificación y en lugar bien visible deberá colocar el número de orden de filiación para que se aprecie con toda nitidez en la fotografía”. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com) Documento que el agente de información llevaba consigo para acreditar su trabajo. Entre otras indicaciones, señalaba las siguientes: “se exigirá a la persona, cabeza de familia o quien la represente por ausencia, titular de la cueva chabola o casa, el Documento Nacional de Identidad que acredite su personalidad. (…) Se exigirá al cabeza de familia su Carnet Profesional para justificar su condición de productor”. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)
Documento que el agente de información llevaba consigo para acreditar su trabajo. Entre otras indicaciones, señalaba las siguientes: “se exigirá a la persona, cabeza de familia o quien la represente por ausencia, titular de la cueva chabola o casa, el Documento Nacional de Identidad que acredite su personalidad. (…) Se exigirá al cabeza de familia su Carnet Profesional para justificar su condición de productor”. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com) El Servicio de Información Social de la Comisaría General para la Ordenación Urbana de Madrid proveía al fotógrafo de unas instrucciones que debía seguir a rajatabla. Entre ellas, se detallaba la obligación de fotografiar la fachada o puerta de entrada a la “cueva, chabola o inmueble” y “al pie de la edificación y en lugar bien visible deberá colocar el número de orden de filiación para que se aprecie con toda nitidez en la fotografía”. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)

En las fotografías tenía que aparecer un habitante de la vivienda en primer plano y al pie de la edificación “el número de orden de filiación”, un aparatoso cartel que servía para identificar cada domicilio y que hoy, especialmente cuando reposa entre las manos de un vecino, puede recordar a técnicas de marcado de judíos por parte de los nazis. Más que crueldad a la hora de la toma de datos para el censo, cabe pensar en una absoluta falta de tacto, fruto de una época en la que las clases bajas eran tratadas como ciudadanía de segunda. Nota para los jóvenes lectores de ahora: en las calles no existía la solidaridad, palabra entonces apenas empleada, sino la caridad. Las precarias condiciones de la gente no indignaban, si acaso daban pena.

A veces el espacio era tan reducido, que resultaba imposible situar el cartel con los números a la puerta de la vivienda. En la imagen, una vecina sujeta el número de filiación frente a su humilde chabola situada en la calle de Enrique Velasco, Puente de Vallecas. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

En otras ocasiones, pese a haber espacio para hacer la foto, los habitantes de la casa se veían obligados a sujetar con sus manos una tabla con el número de expediente de la vivienda, algo cuya visión provoca en la actualidad un evidente impacto emocional acrecentado por las condiciones inhumanas en que vivían estos vallecanos. La imagen corresponde una chabola situada en el polígono 10 de Entrevías. No hay más que ver la calidad de la edificación, con ladrillos descolocados en la fachada y el tejado de chapa sujeto por piedras, para imaginar las condiciones en que vivían sus ocho habitantes. Un adoquín de granito, aposentado sobre dos pedruscos, servía de banco para aliviar el calor en las tórridas noches de verano. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)
A veces el espacio era tan reducido que resultaba imposible situar el cartel con los números a la puerta de la vivienda. En la imagen, una vecina sujeta el número de filiación frente a su humilde chabola situada en la calle de Enrique Velasco, Puente de Vallecas. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com) En otras ocasiones, pese a haber espacio para hacer la foto, los habitantes de la casa se veían obligados a sujetar con sus manos una tabla con el número de expediente de la vivienda, algo cuya visión provoca en la actualidad un evidente impacto emocional acrecentado por las condiciones inhumanas en que vivían estos vallecanos. La imagen corresponde a una chabola situada en el polígono 10 de Entrevías. No hay más que ver la calidad de la edificación, con ladrillos descolocados en la fachada y el tejado de chapa sujeto por piedras, para imaginar las condiciones en que vivían sus ocho habitantes. Un adoquín de granito, aposentado sobre dos pedruscos, servía de banco para aliviar el calor en las tórridas noches de verano. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)

Pero ¿por qué se hicieron estas fotografías? Es evidente que no eran necesarias puesto que de haberlo sido habrían captado exteriores e interiores de las viviendas, útiles para evaluar posibles realojamientos, es decir, habrían sido mucho más prácticas. ¿Tan poco valor tenía entonces la privacidad de las familias de clase humilde? Es vergonzoso que sólo se efectuaran porque el objetivo eran hogares con escasez de medios, ¿se imaginan ustedes algo similar delante de portales del barrio de Salamanca, con señores con corbata, o damas encopetadas, sosteniendo entre sus manos esos dolorosos números? Sí podemos considerar razonable, si acaso, que se fotografiasen las puertas de entrada a las casas, para una localización futura más fácil de la vivienda, pero los ocupantes ¿para qué?, si daba igual quién posase.

Pero más allá de tan desatinado y poco delicado método, destaca en las fotografías la humanidad de las personas retratadas. No hay quejas en sus rostros; hay naturalidad, sencillez, dignidad… El conjunto de imágenes captadas conforma un extraordinario repertorio de cómo era la gente en aquel olvidado Vallecas. Abundan las familias integradas por al menos cuatro hijos, para beneficiarse de las ventajas que reportaba tener el carné de familia numerosa. La mayoría de retratados eran mujeres y niños. Cabe imaginar que los varones, los “cabezas de familia”, o estuviesen trabajando o intentasen evitar tan amargo trance. Puestos en la mentalidad machista que imperaba en la época, para eso estaban las mujeres y los niños…

Los siete habitantes de esta chabola del Pozo del Huevo posan sonrientes pese a la precariedad de sus condiciones de vida. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com) Los agentes de información avisaban con antelación de su visita, lo que permitía a algunos vecinos adecentar su presencia luciendo sus mejores ropas. La imagen corresponde a una madre con sus cuatro hijos —y el perro— en la puerta de su casa situada en la calle del Cerro de la Alcazaba, dentro de la zona conocida como Barrio Obrero de Entrevías. Como puede apreciarse, la vivienda tiene los ladrillos a la vista sin enfoscar. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

 

Los siete habitantes de esta chabola del Pozo del Huevo posan sonrientes pese a la precariedad de sus condiciones de vida. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA/ Vallecasweb.com) Los agentes de información avisaban con antelación de su visita, lo que permitía a algunos vecinos adecentar su presencia luciendo sus mejores ropas. La imagen corresponde a una madre con sus cuatro hijos —y el perro— en la puerta de su casa situada en la calle del Cerro de la Alcazaba, dentro de la zona conocida como Barrio Obrero de Entrevías. Como puede apreciarse, la vivienda tiene los ladrillos a la vista sin enfoscar. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)
 

 

Si nadie de la familia se encontraba en casa al llegar el equipo de campo se tomaban fotos de la puerta de la vivienda cerrada, con el número a sus pies. Una imagen siempre ha valido más que mil palabras. La ausencia de habitantes en la fecha y hora concertada era anotada por el agente de información para estudiar posibles sanciones.

En bastantes fotos aparecen partes de los barrios donde estaban ubicadas las casas. Por un lado son muestras del pésimo o inexistente urbanismo que las rodeaba, y por otro, cuando asoman vecinos en las instantáneas, ejemplos de buena y entrañable vecindad.

 

A esta casa de la calle del Camino de Valderribas llegaron los agentes sin encontrar dentro a sus propietarios. En estos casos, se situaba el número de filiación frente a la puerta cerrada para poder realizar la fotografía correspondiente. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com) El tiempo ha permitido que las imágenes destinadas a identificar a los habitantes con sus viviendas, dejen al descubierto otros detalles de gran valor. Por ejemplo, la foto de esta vecina tomada frente a una chabola del Barrio de la Celsa, permite ver tras ella un carro de madera destinado al tiro de animales. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

A esta casa de la calle del Camino de Valderribas llegaron los agentes sin encontrar dentro a sus propietarios. En estos casos, se situaba el número de filiación frente a la puerta cerrada para poder realizar la fotografía correspondiente. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)

El tiempo ha permitido que las imágenes destinadas a identificar a los habitantes con sus viviendas dejen al descubierto otros detalles de gran valor. Por ejemplo, la foto de esta vecina tomada frente a una chabola del Barrio de la Celsa permite ver tras ella un carro de madera destinado al tiro de animales. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)

Los niños, retratados en infinidad de fotos, merecen un capítulo aparte. Los encontramos integrados de todas las maneras imaginables: en solitario, junto a sus hermanos, al lado de la madre (o a sus faldas), e incluso rodeados por los amigos de la calle. En ocasiones visten sus mejores galas; en otras se intuye que ropas mejores no existen. Es difícil no sentirse conmovido ante las imágenes que conforman. Algunos retratos impactan por esconder complejos mundos interiores.

Se conservan una buena cantidad de fotos de exteriores de comercios. Se trata lógicamente de modestas fachadas y entradas, pero que remiten a lugares que quedaron grabados para siempre en la memoria de los vallecanos.

Las fotos son todo un documento de las condiciones de vida de los vecinos. Una madre con sus dos hijos en la puerta de su chabola en el Pozo del Huevo; el de la izquierda lleva un balón bajo el brazo. Al fondo, unas vecinas observan con curiosidad la escena asomadas a las puertas de sus casas. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com) Tres niños, uno de ellos a medio esconder, posan a la puerta de su chabola en el Pozo del Huevo. A la precariedad de la vivienda se suma el suelo de tierra y la ausencia de aceras y servicio de alcantarillado. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)
Las fotos son todo un documento de las condiciones de vida de los vecinos. Una madre con sus dos hijos en la puerta de su chabola en el Pozo del Huevo; el de la izquierda lleva un balón bajo el brazo. Al fondo, unas vecinas observan con curiosidad la escena asomadas a las puertas de sus casas. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com) Tres niños, uno de ellos a medio esconder, posan a la puerta de su chabola en el Pozo del Huevo. A la precariedad de la vivienda se suma el suelo de tierra y la ausencia de aceras y servicio de alcantarillado. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)

 
Dos hermanos sonríen para la foto en su casa de la calle del Camino de Valderribas. En esta vivienda habitaban “solamente” cinco personas. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com) La complicada orografía de Vallecas facilitó la proliferación de cuevas como ésta de la calle del Camino de Valderribas, en las que abundaba la presencia de niños. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)
Dos hermanos sonríen para la foto en su casa de la calle del Camino de Valderribas. En esta vivienda habitaban “solamente” cinco personas. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com) La complicada orografía de Vallecas facilitó la proliferación de cuevas como ésta de la calle del Camino de Valderribas, en las que abundaba la presencia de niños. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)
Dos hermanos gemelos frente a su chabola de Entrevías. En el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid existe un buen número de fotografías en las que aparecen hermanos gemelos habitando viviendas en condiciones infrahumanas. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com) Junto a las casas proliferaron pequeños negocios que prestaban un servicio impagable a los vecinos, el germen de las tiendas proximidad. La modestia del comercio no impedía utilizar nombres rimbombantes, como el que aparece en la fotografía: “Panificadora La Fama, sucursal nº 46”, situado en la calle de Avelino Fernández de la Poza, Entrevías. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)
Dos hermanos gemelos frente a su chabola de Entrevías. En el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid existe un buen número de fotografías en las que aparecen hermanos gemelos habitando viviendas en condiciones infrahumanas. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com) Junto a las casas proliferaron pequeños negocios que prestaban un servicio impagable a los vecinos, el germen de las tiendas de proximidad. La modestia del comercio no impedía utilizar nombres rimbombantes, como el que aparece en la fotografía: “Panificadora La Fama, sucursal nº 16”, situado en la calle de Avelino Fernández de la Poza, Entrevías. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)
Las tiendas de comestibles triunfaron en barrios en los que había muchas bocas —en su mayoría de niños— que alimentar. La de la imagen muestra latas de conservas en su diminuto escaparate y un rótulo totalmente sugerente: “Comestibles finos”. Estaba ubicada en la calle Sepúlveda nº 11 de Entrevías. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

Las tiendas de comestibles triunfaron en barrios en los que había muchas bocas —en su mayoría de niños— que alimentar. La de la imagen muestra latas de conservas en su diminuto escaparate y un rótulo totalmente sugerente: “Comestibles - Finos”. Estaba ubicada en la calle Sepúlveda nº 11 de Entrevías. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)

Las imágenes que resultan más dolorosas de contemplar son las dedicadas a las cuevas. La existencia de numerosas colinas en la complicada orografía de Vallecas posibilitó la construcción de multitud de cavidades habitables. No importaba que la tierra fuera arcillosa y que se empapara fácilmente de agua con la llegada de las lluvias. Estas cuevas, ante las que posaban con ejemplar amabilidad los vallecanos, eran un nido de humedad y de falta de ventilación; un cruel ejemplo de falta de salubridad. Cuesta imaginar cómo la gente podía aspirar a ser feliz viviendo en ellas. Dentro de las casas les envolvía la humedad y la falta de aire, y fuera tenían bajo sus pies enormes y eternos barrizales. Pero el carácter vallecano, tan acostumbrado a las limitaciones de todo tipo, les hacía tirar para adelante.

Las cuevas solían acaparar muchos de los informes negativos que redactaba el equipo de campo al observar graves deficiencias en las viviendas. En estos informes se detallaban los problemas estructurales con peligro para los residentes o los vecinos.

Las imágenes de vecinos delante de sus cuevas nunca dejarán de impresionarnos. A veces, las puertas eran tan pequeñas que los vecinos apenas cabían por ellas. La de la imagen existía en el lugar conocido como La Sartenilla, en el Pueblo de Vallecas; a la derecha puede apreciarse un tubo de hojalata que hacía las veces de respiradero. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com) En esta cueva de La Sartenilla (Pueblo de Vallecas) vivían siete personas. Dentro de la tremenda humildad, a mano izquierda, una repisa sostiene dos tiestos que adornan la entrada. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)
Las imágenes de vecinos delante de sus cuevas nunca dejarán de impresionarnos. A veces, las puertas eran tan pequeñas que los vecinos apenas cabían por ellas y parecían ser gigantes. La de la imagen existía en el lugar conocido como La Sartenilla, en el Pueblo de Vallecas; a la derecha puede apreciarse un tubo de hojalata que hacía las veces de respiradero. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com) En esta cueva de La Sartenilla (Pueblo de Vallecas) vivían siete personas. Dentro de la tremenda humildad, a mano izquierda, una repisa sostiene dos tiestos que adornan la entrada. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)
 
En zonas que hoy nos parecen muy céntricas, como la calle del Arroyo del Olivar, existían cuevas. Este informe datado en 1962 daba cuenta de la precariedad de las mismas hasta tal punto, que alertaba del “evidente peligro de hundimiento”. Las cuevas estaban excavadas en laderas con “vetas de arena” sin consistencia alguna y que “se desmoronan con facilidad”. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

 

Las cuevas proliferaban por todo Vallecas, tanto en el Pueblo como en el Puente. En la zona conocida como Cuevas del Cristo (Pueblo de Vallecas), el inspector redactó un informe que detallaba cómo una de ellas se estaba desmoronando por los “desprendimientos de arena” y solo se sostenía mediante “soportes de madera” y trozos de chapas colocados en el centro de cada una de las estancias. Era febrero de 1962. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)
En zonas que hoy nos parecen muy céntricas, como la calle del Arroyo del Olivar, existían cuevas. Este informe datado en 1962 daba cuenta de la precariedad de las mismas hasta tal punto, que alertaba del “evidente peligro de hundimiento”. Las cuevas estaban excavadas en laderas con “vetas de arena” sin consistencia alguna y que se desmoronaban “con facilidad”. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)
 
Las cuevas proliferaban por todo Vallecas, tanto en el Pueblo como en el Puente. En la zona conocida como Cuevas del Cristo (Pueblo de Vallecas), el inspector redactó un informe que detallaba cómo una de ellas se estaba desmoronando por los “desprendimientos de arena” y solo se sostenía mediante “soportes de madera” y trozos de chapas colocados en el centro de cada una de las estancias. Era febrero de 1962. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)
 

Este censo de infraviviendas madrileñas que conserva el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid está a disposición del público mañana y tarde. No solo se puede acceder libremente a él, sino que además el propio usuario puede realizar todas las fotografías que desee. Eso sí, no se permite el uso de teléfonos móviles ni dispositivos similares. En caso de divulgación de los textos e imágenes, sólo se pide que no se deje rastro alguno de los nombres que figuran en la documentación.

El Archivo Regional de la Comunidad de Madrid se encuentra situado en la calle Ramírez de Prado nº 3, en el edificio de la antigua fábrica de cervezas El Águila, próximo a la estación de ferrocarril de Delicias. Está abierto sin interrupción de lunes a jueves de 9:00 a 21:00 horas y viernes de 9:00 a 14:00 horas. Su teléfono es el 91 720 88 67. Su correo electrónico es arcm@madrid.org

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Los antiguos vecinos de Vallecas, habitantes de aquellos barrios, tienen la oportunidad de una búsqueda emocionada de la ficha y foto de su familia. Y quién sabe si, además, de tropezar con una foto por ellos mismos protagonizada cuando eran niños.

** Vallecasweb quiere agradecer a Juan Jiménez Mancha, escritor, historiador y archivero bibliotecario del Ayuntamiento de Madrid, su encomiable labor de recuperación de la memoria histórica de Vallecas a través de los artículos que publica con asiduidad en nuestro Periódico.

(*) En la imagen que abre esta información, ficha correspondiente a una casa situada en el “lugar conocido como Entrevías” habitada por catorce personas —ocho de ellas niños— pertenecientes a tres familias distintas. La fotografía fue tomada el 30 de agosto de 1958. (© Foto: Fondo COPLACO – Archivo Regional de la Comunidad de Madrid / JJMANCHA Vallecasweb.com)