Vallecas
1957
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En
la avenida de la Albufera, delante de nosotros, nos llama la atención
un trolebús de la línea 4 y en una chabola del Cerro
del Tío Pío respiramos la nueva pobreza. Dormimos
vestidos, acurrucados unos contra otros". El pasaje anterior
se incluye en el libro recientemente editado por Vulcano Ediciones
y escrito por
Juan Martín cuyo título es "Vallecas
1957". El autor, nacido en 1945 describe de este modo su
entrada en el barrio. Su afición al cine le hace dedicar
varias páginas a las salas del distrito y reproduce alguno
de los carteles de mano de I década de los 50. |
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Voy con
mi madre a lavar a un paraje cerca del barrio de Doña Carlota, en
una ladera sarpullida de hierba que desciende suavemente hasta una pradera
cubierta de verde. Muy próxima a la vaquería del tío
Tomás Elías se encuentra la fuente desde la que veo ordeñar
las reses...".
La obra
está salpicado de los recuerdos de Juan Martín Rodríguez,
quien según se lee en la solapa del libro ha sido cantautor desde
los años 60 y ha alternado su estancia desde Barcelona a París
integrándose en el mundo artístico. "El trovador
de Extremadura", fue su primer trabajo, publicado en 1978. A éste
le siguieron "Piedra y Gótico", "El hombre del
paraguas blanco" y "Mi amor por el cine". Además
en el 91 sacó el disco "Cero al consciente" y quedó
finalista en la sexta Semana de Cine de Carabanchel.
"Como conocemos el Puente de Vallecas al dedillo, baja- mos por
la callé Picos de Europa, donde está el banderín
de enganche de la Legión. Salimos a la avenida de la Albufera
en donde hay una serrería y en cuyo patio proyectan su sombra
grandilocuente eucaliptus, verdadero remanso de paz... Ahora pasan el
4 y el 7, arracimados vomitando viajeros de alpargatas y fiambreras.
La suma de pequeños negocios ya se hace incontable, los compradores
hablan dialectos de la emigración de los populares comercios
salen otros olores a café, a menta, a canela mezclados a otros
de ropa, aceite y patatas", se lee en otro capítulo.
Su afición al cine queda patente en varias de las páginas
del volumen. "Hacemos el recorrido de los cines al que llamamos
mis hermanos y yo el periplo de la ilusión. Pasamos ante el cine
Excelsior, mirando las carteleras una por una y al llegar al Goya exclamamos:
Cine Goya, al que van los gilipollas".
"En el bulevar de Peña Prieta dan la vuelta los trolebuses
de la línea 6, cambiamos cromos del álbum de Cine Foto
a unos muchachos y en el cine Avenida observamos a las familias menos
pudientes del éxodo rural entrar por una simple rubia, una peseta
de las de entonces".
"El acontecimiento cinematográfico lo representa el recién
inaugurado cine Bristol, a cuyos espectadores vemos desde la calle,
a través de la cristalera charlar y fumar en los intermedios
de las películas. Un poco más abajo de esta misma calle
divisamos el Cine Río. En una explanada cerca del Cerro del Tío
Pío jugamos al fútbol con un grupo de amigos. Las chicas
dan vueltas al corro de la patata..."
También hay detalles poéticos: "En la tarde, cuando
mi sombra la estira el sol más que un cuadro de El Greco, comprendo
que me tengo que ir a casa está acompañando a su madre
en las proximidades de Doña Carlota ; Entonces veo a lo lejos
el carro del lechero en un montículo, los radios pintados por
franjas girando por la fuerza del caballo que lo arrastra formando una
martingala de colores en orden a un caleidoscopio".
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